Actualizado febrero 23, 2016
En esta oportunidad, queremos contarles un poco en qué consiste la práctica llamada Finning y sus consecuencias negativas para el medioambiente. Por lo general cuando hablamos del maltrato hacia los animales lo hacemos pensando en aquellos que suponen una compañía para los seres humanos, pero hay diversas especies, como en este caso los tiburones, que sufren prácticas nefastas, siendo necesario erradicarlas.
¿Qué es el Finning?
El tiburón habita los océanos del planeta desde hace aproximadamente 400 millones de años, conviviendo con el ser humano no industrializado por miles de años. Con la industrialización del sector pesquero allá cuando comenzaba la segunda mitad del siglo XX, comenzó a notarse un importante desequilibrio entre la extracción de recursos y su renovación natural, rompiendose de esta forma la sostenibilidad que ofrecían los sistemas artesanales de pesca.
El finning o “aleteo” es una cruel y nefasta práctica pesquera que consiste en pescar y atrapar tiburones para cortarles sus aletas y luego devolverlos mutilados al mar, donde inevitablemente morirán por asfixía, ya que no pueden nadar ni conseguir hacer circular el agua por sus branquías, o desangrados o devorados por otros peces.
Se trata de una práctica que no ha cesado de producirse, pese a que en la Unión Europea, por ejemplo, está prohibida. Se estima que causa la muerte de 73 millones de tiburones anuales.
Dejando de lado la brutalidad y crueldad de esta práctica, lo cierto es que también genera un desperdicio de proteínas y productos derivados, ya que supone un aprovechamiento de tan sólo el 2-5% del animal.
¿Para qué se lleva a cabo esta práctica?
El ‘finning’ es una practica que se realiza especialmente para poder exportar las aletas de tiburón a países como Hong Kong, por ejemplo, uno de los que mayor demanda genera. Esto es así porque en Oriente se consume un plato llamado ‘Sopa de aleta de tiburón’, de importante contenido cultural ya que se asocia a diversos rituales sociales y religiosos.
Luego de un tiempo, este plato se ha convertido en un lujo culinario, que llega a costar hasta 100 euros en Hong Kong, mientras que en la India, un pescador gana unos 12 euros por kilo de aleta aproximadamente. En este sentido, y para tener un parámetro, para hacer este plato para cuatro personas se utilizan aproximadamente 50 gramos de aleta de tiburón seca.
Esta inflación del precio, como ocurre con muchos otros productos, genera una presión extra en el pescador, incentivando así este tipo de prácticas ilegales, con el objetivo de poder vender una mayor cantidad. Además, su rentabilidad ha generado que esta práctica sea realizada en capturas incidentales, en las cuales no es su objetivo principal.
¿Cómo resolver este problema?
En la actualidad, el finning es un problema global y debe atacarse rapidamente, a través de regulaciones, promoviendo sistemas de gestión de la pesca que tengan en cuenta la renovación natural de las especies.
En este sentido se encuentran trabajando organizaciones internacionales como IUCN, TRAFFIC, WWF o FAO, que a partir de 1999 han implementado el ‘Plan Internacional de Conservación y Ordenación de los Tiburones’ en los diferentes países que se encuentran involucrados, directa o indirectamente, en este tipo de prácticas. El objetivo del plan es asegurar la convervación y ordenamiento de los tiburones, garantizando su aprovechamiento sostenible a largo plazo. La desventaja es que el plan es voluntario, por lo que cada país cuenta con la posibilidad de adherirse o no. En este sentido, muy pocos son los países que han seguido las recomendaciones de la FAO.
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