Actualizado octubre 7, 2016
La basura espacial se produce como consecuencia de los malos manejos del ser humano . Las actu¡ividades económicas humanas generan desechos que se encuentran en todos los niveles del planeta tierra, inclusive en el espacio. Y lo peor de todo es que no estamos haciendo nada para dejar un mejor legado a las futuras generaciones. Pero aún estamos a tiempo para generar un cambio.
¿Qué es la basura espacial?
La basura espacial es todo objeto artificial presente en las órbitas terrestres y que ya se encuentra en desuso. Esta basura está formada por satélites que ya cumplieron su vida útil, cohetes y fragmentos de ellos derivados de colisiones y explosiones, miles de pedazos de aparatos desprendidos por diferentes causas y objetos provenientes de la actividad de los astronautas fuera de las naves o desechos originados en las propias estaciones espaciales.
Estos elementos, denominados basura espacial, constituyen un verdadero peligro para las expediciones científicas, ya que se mueven a grandes velocidades. La situación sólo puede mejorarse si se realizan esfuerzos coordinados y sistemáticos que tengan como objetivo prevenir el riesgo de este tipo de impactos. En este marco, una empresa australiana llamada Electro Optic Systems, ha desarrollado un sistema de seguimiento con láser que pretende detectar los residuos y de ese modo evitar que la basura espacial choque con los satélites que orbitan la Tierra o con las naves que se envían al espacio.
Un caso paradigmático ocurrió hace pocos años, cuando los 690 kilogramos del Iridium 33 y los 900 del Kosmos 2251 se transformaron en más de 2 000 fragmentos de un tamaño superior a los 10 centímetros, junto con cientos de miles de piezas más pequeñas, producto de su colisión en el espacio, como consecuencia de un mal cálculo de los especialistas, que preveían que los satelites pasarían a unos 584 kilometros de distancia.
Tipos de basura espacial y sus probables consecuencias negativas
Estas piezas de basura espacial, que son de lo más variado, se suelen clasificar según su tamaño o, mejor dicho, según nuestra capacidad de detectarlos. Con radares y telescopios podemos localizar de forma bastante precisa fragmentos mayores de 10 centímetros (el tamaño de una pelota de béisbol). Los últimos datos recopilados por la NASA indican a que existen más de 22 000 piezas así. Además, puede haber hasta 500 000 trozos de basura espacial de entre uno y 10 centímetros, los cuales son muy difíciles de rastrear. Y se calcula que el número de esquirlas de menos de un centímetro, completamente invisibles para nosotros, puede ser de varios millones. En total, se estima que todos los fragmentos juntos suman más de 6 000 toneladas de chatarra.
El problema de la basura espacial no es sólo una cuestión de cantidad. Toda esta chatarra da vueltas a nuestro planeta a enormes velocidades, cercanas en algunos casos a los 30 000 kilómetros por hora. Si uno de esos fragmentos, por muy pequeño que sea, impacta contra un satélite o una nave, puede dañar su cubierta exterior o inutilizar los sistemas de comunicación. También puede perforar el traje de un astronauta que esté realizando un paseo espacial, poniendo en peligro su vida. Todo esto supone un serio riesgo para las misiones espaciales, tanto actuales como futuras.
¿Se puede limpiar el espacio?
La acumulación de basura espacial puede generar consecuencias muy graves en un futuro no muy lejano, por lo que se han hecho algunos esfuerzos por intentar limpiar el espacio. Sin embargo, existen impedimentos que tienen que ver con las posibilidades tecnológicas y económicas.
La National Aeronautics and Space Administration (NASA), la Agencia Espacial Europea (ESA), y el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES) la Agencia India de Investigación Espacial, entre otros organismos, han generado iniciativas que tienen como objetivo resolver esta situación. Se ha llegado conjuntamente a la conclusión que lo fundamental, en primer lugar, es detectar la basura con la ayuda de radares, para luego enviar transbordadores a recoger esos desperdicios. Sin embargo, el costo de cada lanzamiento puede superar el medio millón de euros, por lo cual tener este servicio para capturar esos objetos inútiles genera el rechazo por parte de muchos gobiernos. El vacío de legislación internacional al respecto hace que esta problemática sea aún mayor.
Si bien es algo llamativo, lo cierto es que la actividad cósmica cuenta con su propio sistema de limpieza sin la intervención del hombre, ya que la densidad de la atmósfera varía siguiendo ciclos de unos 11 años aproximadamente, períodos que corresponden a los picos de la actividad solar, por lo que la atmósfera aumenta su volumen, y los objetos entran en rozamiento con ella. Parte de estos caen a la Tierra y otros se disuelven en las capas altas. Sin embargo, este sistema de ‘auto-limpieza’ no es suficiente, pero se han analizado algunas propuestas que pretenden atraer la basura espacial hacia la atomósfera terrestre y de ese modo imitar dicho procedimiento.
Además, y como no podía ser de otra manera, se hace imprescindible, para controlar la problemática, detener su crecimiento.
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